Investigaciones recientes comprueban que la actividad destructiva del ser humano ha hecho al planeta rebasar cuatro límites que regulan la estabilidad de la Tierra.
Un equipo de dieciocho investigadores, encabezado por la
profesora Elena Bennett, de la Escuela McGill de Medio Ambiente, Canadá, ha
llegado a la conclusión de que casi la mitad de los procesos cruciales para
mantener la estabilidad del planeta están peligrosamente comprometidos por
culpa de la actividad humana.
Los científicos han definido nueve límites: la reducción de
la capa de ozono, la acidificación oceánica, el uso de agua dulce, la cantidad
de aerosol atmosférico, la introducción de entidades nuevas, los cambios
climáticos, los cambios en la integridad de la biósfera, el uso del suelo, y
finalmente, los flujos biogeoquímicos.
La investigación revela que los últimos cuatro límites ya
han sido cruzados. Por citar un ejemplo, Bennett menciona el caso de Toledo,
España, donde alrededor de 500.000 habitantes han sufrido en el verano de 2014
la contaminación del agua de grifo como consecuencia de una toxina.
La contaminación del océano, el uso abundante de
fertilizantes de fósforo y otros procesos perjudiciales, aumentan los riesgos
de desestabilización del sistema de la Tierra para la sociedad actual y futura,
que afectará la compleja interacción de la tierra, el océano, la atmósfera, las
capas de hielo, la vida y las personas.
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