El cemento es uno de
los materiales más extendidos en la construcción, y hoy en día se sigue
investigando en formas de hacerlo aún más resistente y duradero. Un equipo de
investigadores de la Universidad de Tecnología de Delft en Holanda han
descubierto una forma de solucionar los problemas asociados a las grietas que
pueden surgir en este material.
Dichos expertos han
logrado crear lo que ellos han bautizado como "biocemento", una
variante del cemento convencional que "se cura a sí mismo utilizando
bacterias", afirmaba el profesor Henk Jonkers, principal responsable del
descubrimiento. El biocemento se obtiene como el cemento normal, pero entre los
ingredientes está ese "factor curativo" que se mantiene intacto
durante la mezcla y que solo entra en acción si se producen grietas y el agua
se introduce en ellas.
Edificios biológicos en el horizonte
"El problema con
las grietas en el cemento son las filtraciones", explicaba el profesor
Jonkers. "Si tienes grietas, el agua pasa por ellas -en tu sótano, en el parking.
En segundo lugar, si el agua llega a los refuerzos de acero -en el cemento se
utilizan a menudo- y éstos se corroen, la estructura acaba cayendo".
Jonkers es un
microbiólogo que comenzó a trabajar en este desarrollo en 2006, cuando un
experto en este material le dio la idea de combinar cemento con bacterias.
"Necesitas bacterias que puedan sobrevivir a las duras condiciones
ambientales del cemento. Es un material parecido a la roca y a la piedra, muy
seco". Dado que el cemento es extremadamente alcalino, las bacterias
debían entrar en una especie de estado de "hibernación" que solo se
debía desactivar ante la detección de agua.
Tras realizar pruebas
con bacilos se dio cuenta que para que éstas produjeran material para arreglar
esas grietas necesitaban "comida". El azúcar era una opción pero
provocaba una mezcla de cemento débil. Al final Jonkers utilizó lactato de
calcio, que añadía en cápsulas fabricadas con plástico biodegradable y
añadiéndolas a las grietas.
Al producirse grietas
y entrar el agua en ellas, ese agua abría las cápsulas, provocando que las
bacterias germinaran, se multiplicaran y se alimentaran del lactato. Al hacerlo
combinan el calcio con los iones de carbonato para formar calcita o peidra
caliza, que permitía cerrar las grietas. Ahora queda por ver si éste puede ser
el detonante de una nueva era de edificios biológicos.
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