Hace unos días la prestigiosa Nature nos
descubría una serie de herramientas de piedra encontradas en Kenya que tenían
3,3 millones de años de antigüedad. Y una de las preguntas que surgen ante
estos descubrimientos es obvia: ¿cómo es posible distinguir una simple roca de
una herramienta prehistórica?
Lo cierto es que hay toda una ciencia a la
hora de diferenciar los artefactos (objetos realizados por el hombre) de los
ecofactos (restos orgánicos y medioambientales), y aunque parezca mentira,
suele haber características clave que permiten confirmar que lo que uno se
encuentra por ejemplo en medio del campo no es una simple roca.
Las diferencias existen si uno sabe qué buscar
Uno de los arqueólogos citados en ese artículo
de Nature ha explicado en Reddit esas claves que permiten distinguir una roca
normal y corriente de una que en realidad es un artefacto modificado por seres
humanos. Para ello estudian "varios atributos de las herramientas que se
considera que aparecen más comunmente en artefactos y no en ecofactos porque
muestran intencionalidad y no creación accidental".
Entre esos atributos
están:
Láminas de tamaño similar
Láminas orientadas y superpuestas formando un
filo
Bulbos de percusión que indican la aplicación
de una gran fuerza a corto plazo en lugar de una presión ejercida durante
largos periodos
Preparación de la plataforma
Pequeñas escamas a lo largo del filo que
demuestran la preparación de esos bordes
Selección del tipo de piedra
Desgaste en los bordes
En el proceso de búsqueda de artefactos o
herramientas prehistóricas se comparan muestras conocidas de ecofactos con esas
muestras encontradas y se evalúa la frecuencia de esos atributos para
determinar si la muestra es un artefacto o un ecofacto. Según este experto
"este método proporciona un sistema robusto de diferenciar herramientas de
piedra de rocas que se generan de forma natural".
Hay desde luego otros
factores que influyen la investigación, como el medio en el que fueron
encontrados. El entorno marino, por ejemplo, es muy poco probable que genere
ecofactos, pero las muestras tomadas en ríos es mucho más probable que sean
ecofactos por la alta moficación que producen estas corrientes.
Los métodos para medir
la antigüedad de las muestras varía también: los métodos de datación con
carbono 14 no sirven si la antigüedad es de más de 50.000 años, pero en Nature
indicaban cómo se habían utilizado métodos similares pero usando potasio-argón
(K-Ar).
Aunque efectivamente
admite que hay una probabilidad de que temas como la erosión o las fuerzas
naturales hayan generado esas muestras (que ya no serían artefactos como
afirman en Nature, sino ecofactos), este experto cree que el ensamblaje de esas
láminas de estas muestras y el análisis del resto de características hace muy
probable que efectivamente sean herramientas creadas por antepasados del homo
sapiens -según la datación, homínidos como los australopithecus afarensis-. Ya
sabéis: puede que esa piedra a la que le estáis dando una patada sea mucho más
que eso.
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