Hay quienes acostumbran levantarse e
inmediatamente tender la cama. Si así es como te lo enseñaron tus papás,
permítenos decirte que has estado cometiendo durante años un grave error.
Un nuevo estudio reveló que al tender la cama
tan pronto como salimos de ella podría causarnos a futuro problemas de salud. Y
es que resulta que al hacerlo así, las sábanas atraparían a los millones de
ácaros de polvo que habitan en la cama y que se alimentan de células muertas de
la piel y del sudor que libera nuestro cuerpo. La acumulación de esos invasores
microscópicos contribuye potencialmente al desarrollo de asma y alergias, y
para nuestra mala suerte, la mayoría de ellos vive precisamente en el colchón.
¿Qué se necesita entonces para acabar con esas
criaturas que se aferran con las uñas de su patas a tus sagrados aposentos?
Sencillo: orear la cama.
Los ácaros de polvo dependen de la humedad y
son algo fóbicos a la luz, así que si al levantarte por las mañanas deshaces la
cama para permitir que esta se ventile, dejarás expuestos a los intrusos que,
con ayuda del aire fresco y el sol, se deshidratarán y morirán.
Carolyn Forte, directora del laboratorio de
limpieza en el Good Housekeeping Institute, señala que como hay ácaros de polvo
en todos sitios, dejar tu cama sin tender durante todo el día hasta que llegue
nuevamente la hora de acostarte no haría gran diferencia. Según ella, lo más
indicado sería retirar la ropa de cama durante un rato por la mañana para darle
oportunidad a las sábanas de secarse por completo.
Una buena práctica sería regresar a tu
habitación a tender la cama hasta después de haber desayunado, y entonces
continuar con toda tu rutina diaria. Además, lavar tus sábanas y fundas de
almohadas cada semana o cada quince días con agua caliente, también te ayudará
a mantener a los ácaros a raya.
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